Bancos, sexo y morosos: cuando las comunidades de vecinos son una pesadilla

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“Nuestra comunidad tiene una deuda de 25.000 euros. Para poder pagar el gasóleo de la calefacción central este invierno hemos pagado derramas mensuales de de hasta 500 euros. Nadie bajaba a las juntas de vecinos y siempre repetía la misma presidenta. Estamos tratando de averiguar en qué se gastaba el dinero con el administrador, que falleció, y hasta ahora sólo hemos descubierto el pufo de las facturas de teléfono. La presidenta se había gastado en algún mes más de mil euros de móvil con cargo a la comunidad”. Son palabras de María, vecina del distrito de Ciudad Lineal, en Madrid.

“El presidente de la comunidad decidió, en un golpe maestro digno del Dioni, fugarse con unos millones de pesetas pertenecientes a los vecinos, puede que tres millones o por ahí de la cuenta de la comunidad. Lo descojonante es que se fue a Cuba”, cuenta Alfredo, de Córdoba.

“En una junta un vecino se puso a gritar porque el portero cobraba casi el doble que su hija, que era licenciada”, dice Gonzalo, del distrito de Hortaleza, también en Madrid. “Me he encontrado con el caso de que me pregunten ¿por qué coño tenemos que pagar 30.000 euros anuales al portero? Pero es que es lo que marca el convenio”, revela Fran Gafforio, administrador de fincas.

La mayoría de administradores de fincas urbanas consultados para este reportaje aseguran que podrían escribir un libro con todo lo que han visto a lo largo de su carrera. Y no sería una idea novedosa. Acaba de publicarse uno. Se llama Drama en el portal, de la editorial Caramba, y recopila las mejores notas aparecidas en portales enviadas a una web del mismo nombre. Bastan unos minutos de navegación para darse cuenta, entre risas, de lo dura y desagradable que puede ser la convivencia con determinado tipo de vecinos...

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