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"Tras ellos empezarán a escaquearse los inquilinos de las viviendas alquiladas y todo el país, al grito de ¡gilipollas el último!, se convertirá en un sálvese quien pueda".

El que fuera niño mimado de Esperanza Aguirre en Telemadrid y que llegó a presentar el informativo nocturno de la cadena pública con unas orejas de burro por llamar “sucios” a los madrileños, no deja de rebuznar. Su última burrada es de antología. Asegura este ‘ilustre’ opinador de la derecha rancia que “permitir que los morosos se queden con sus casas (aunque suyas, en puridad, no sean) equivale a poner fin al estado de derecho y. a penalizar a las personas íntegras que hacen frente a sus compromisos por muy apuradas que estén”.

Según explica en su columna de El Mundo de este lunes, la dación en pago es una “estafa” o el “truco de mal pagador” que no hace más que perjudicar a las “empresas que financiaron la compra de pisos”, es decir, a la banca, a la que no nombra directamente no vaya a ser que alguien se acuerde de que son los mismos a los que todos vamos a salvar con nuestros impuestos. Pero eso a Dragó no le importa. Lo que le preocupa es denunciar el perjuicio para los banqueros si se admite esta estafa: “¡Bonito negocio! El mismo que haría quien preste dinero a un amigo para que abra una charcutería y reciba, si la tienda no funciona, jamones rancios como saldo de la deuda”.

“Si se transige con los morosos, tras ellos empezarán a escaquearse los inquilinos de las viviendas alquiladas y todo el país, al grito de ¡gilipollas el último!, se convertirá en un sálvese quien pueda”, añade en una apocalíptica descripción de la que se nos viene encima. Y continúa: “Nos echarán de Europa, quebrarán los bancos, llegará el corralito, los ahorradores se quedarán sin blanca, nadie podrá conseguir créditos, los propietarios de pisos se negarán a alquilarlos y todos acabaremos debajo de un puente”...

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